Henry James

Charles Moeller en el tomo nº II de “Literatura del siglo XX y cristianismo” hace – como es en él costumbre – un pormenorizado estudio sobre la obra de Henry James. Voy a transcribir parte de la conclusión del mismo:

“ James nos ha descrito el mal, paseándose por las calles, con la sonrisa en los labios. Es tan profundo que sobrepasa la sociedad mundana de la Europa anterior a la guerra del 14: lo que nos describe en un caso individual es realmente el mal universal. Y ese mal se llama disimulo, traición mentira: se llama “egotismo”. Participa de Satán.
Este mal se halla tan incrustado en las almas, que el aire mismo que respiran diríase que está enrarecido por la ausencia de Dios, espesado por el ateísmo radical; el mundo de James está cerrado sobre sí mismo, ahogado, prisionero entre los lazos de una abismal complicidad mundana que adorna con el falso reflejo de la belleza divina.
(…) Los mismos inocentes son seducidos por este pecado. Pero el mal halla en sí mismo su castigo, en la espantosa soledad que va sembrando por todas partes. La única salvación es la fe en Dios.
El camino de la fe se reduce a dos palabras: caridad y verdad, es decir, don de sí, abandono de sí, en la confesión de las propias faltas. Solamente entonces renace la libertad en el hombre; la confesión hace que se desencadene en él un invencible “ poder sobrenatural”, el cual vence a los monstruos maléficos más queridos.
Llamar malo a lo que es mal y bien a lo que es bien, ese es el camino de la fe; olvidarse de sí mismo, entregarse, tal es la fuerza que hace irradiar a Dios en este mundo. No hay dos caminos, sino uno, pues entregarse y confesar el propio pecado es una misma cosa: es abrirse al Señor.”

Creo sinceramente que este texto no tiene desperdicio.