18 marzo, 2011

“Galería Jorge Juan”

No hace mucho nos reunimos en la “Galería Jorge Juan”, donde hasta alrededor de los años 60, había estado situado el jardín del Colegio de las Teresianas, cinco compañeras de Colegio, algunas entre ellas, amigas desde entonces. Con la vida a la espalda, todas con nietos, hablábamos tranquilamente, sin atropellarnos durante dos horas. A una de ellas Mª Amparo llevábamos sin verla desde que se casó. La alegría de ésta al encontrarse, después de tantos años, con Maritina, con la que había compartido amor a los gatos y batidas, buscando espíritus, por la espaciosa casa que Maritina compartía con su abuela, fué enorme y nos contagió a todas. Solo por ese encuentro, habría valido la pena que nos hubiéramos reunido.

Acudí a la cita, con el propósito de ser discreta, de no tratar de dirigir el cotarro - suponiendo claro está que me hubieran dejado - . No hizo falta: Mª Amparo cogió las riendas de la conversación y la oímos con gusto. Además, como dije que tenía un blog, y dos de las que allí estaban me seguían a piñón, pude descansar, relajadamente, en mi relativo silencio, que con ese dato, iba a ser pasajero. Si me leían ¿qué más podía esperar?

A ello hay que añadir, que Mª Amparo – de estado civil viuda - desde el principio puso las cartas boca arriba: “Soy de Comunidades. Me pasó la vida en la parroquia y soy feliz. Tengo diez nietos y voy a ser bisabuela” ¡Eso es hablar claro¡. Al oírla, fui consciente de que no necesitaba proponerme no hablar mucho. ¿Era de Comunidades? Luego era apostólica , ¿Qué más se podía esperar? Me entraron ganas de decirle – y quizá dijera – “¡Viva tu madre¡”. Pensé: “ésta hablará de Dios de una manera u otra, así que ¡cancha¡ y a descansar”.

Hace muchos años - no estaba Mª Amparo entonces – me reuní con compañeras de las Teresianas en la misma “Galería Jorge Juan” entre ellas estaba Caste, amiga mía de mascletás ferias, e interminables paseos por la Gran-Vía Marqués del Turia, arriba y abajo - . Caste, como ya dije aquí, el año pasado se fue al cielo el 9 de octubre del 2010 y allí está esperando a las demás porque la muerte no es sino un ¡hasta luego¡ “Ahí está Juan Antonio, ¡A la derecha¡”, me decía mientras yo miraba a todos lados sin tener muy clara la derecha o la izquierda. Juan Antonio era alto moreno, de ojos verdes, guapo y con cara de bueno. Cuando pasaba me miraba largamente. Y eso era todo. Bastante para los dieciséis años.

Entre lo que nos contó Mª Amparo, me quedé con una frase: “ Dios hace todo estupendamente pero no tiene por qué explicártelo.”. Me gustó. Es el “Omnia in bonum” de San Pablo. Se la dije a mi hijo Juan y me contestó: “ eso ya lo dijo Leibniz cuando afirmó que éste, es el mejor de los mundos posibles.

1 Comentarios:

At 19 marzo, 2011 11:49, Blogger filósofo escribió...

Rosa,

Yo también practico eso de "soy católico 'practicante'", cuando con gente no muy conocida me junto. Estando como está el mundo, es bueno mostrar las cartas para a) no tener que "cortar" a alguien b) no mancillar la conciencia tragando no sé qué cosas.

Saludos

 

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