13 abril, 2011

De "Como encontré a Dios"

Me ha gustado mucho “Como encontré a Dios”, de Hellmut Laun. Una alegría sería que me enterase de que alguno de los que me leen, se hicieran con él y lo leyeran. Me agobia, como siempre que “posteo” de lo mucho que quisiera, así pues he abierto el libro al azar, esto es lo encontrado:

Recuerdo con particular claridad un suceso en la catedral de Viena. Era una fiesta importante - he olvidado cuál- ; el cardenal INNitzere atravesó la llamada “Puerta de los Gigantes” y entró con otro sacerdote en la catedral. Llevaba puesta la “cappa magna”, con una larga cola llevada poor dos hombres. Al momento , casi sin pensarlo me dije: “triunfalismo”. Observé como el cardenal subía al altar mayor, donde se arrodillo con ambas rodillas, levantó los ojos y rezó. No había ni rastro de triunfalismo en su rostro. ¡Solo pude ver una humildad propia de un niño¡”

Hellmut Laun no es escritor. ¿Y qué falta le hace? Sus recuerdos tienen la fuerza de quien pone en ellos lo mejor de si mismo. A lo largo de su relato nos cuenta el influjo que tuvo en su formación religiosa, como profesor y como amigo Dietrch von Hildebrand – del que también hablé aquí -. En el mejor sentido de la expresión: “Dios les cría y ellos se juntan”. A Hildebrand lo llevó su amigo Theodor Kern, el artista que sorprendió a diez comensales a los que veía por primera vez, santiguándose y bendiciendo la mesa en silencio, sin ostentación pero sin remilgos. Nada es neutral: o edifica o derriba.