Eleazar ( sobre la virtud de la fortaleza)
“ Es fuerte el que persevera en el cumplimiento de lo que entiende que debe hacer, según su conciencia; el que no mide el valor de una tarea solamente por los beneficios que recibe, sino por el servicio que presta a los demás. El fuerte a veces sufre, pero resiste; llora quizá, pero se bebe sus lágrimas. Cuando la contradicción arrecia, no se dobla. Recordad el ejemplo que nos narra el libro de los Macabeos: saquel anciano Eleazar que prefiere morir antes que quebrantar la ley de Dios. “ Animosamente entregaré la vida y me mostraré digno de mi vejez, dejando a los jóvenes un ejemplo noble, para morir valiente y generosamente por nuestras venerables y santas leyes.”
El que sabe ser fuerte no se mueve por la prisa de cobrar el fruto de su virtud; es paciente. La fortaleza nos conduce a saborear esa virtud humana y divina de la paciencia.”
( de “Virtudes humanas”, en “Amigos de Dios”, de San Josemaría )
Hace muchos años aprendí una jaculatoria bonita para conseguir esa virtud de la fortaleza, tan necesaria para la vida. Es ésta: “Santa María, refugio y fortaleza nuestra, ruega por nosotros”.
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