La luna de Valencia
Como gracias a Dios, tengo una buena terraza: “el turco”, la llamamos por serlo el dueño, en la acera de mi casa, y frente a la estupenda avenida de Blasco Ibáñez, siempre existe la posibilidad de bajarse allí media hora con un buen libro cuando se esta de la propia casa hasta el “ pirri”.
Ayer me bajé “al turco” no a leer sino a hacer la oración. Con libro, claro. Santa Teresa de Jesús no la hacía nunca sin él, y yo en eso la imito. Me llevé “Amigos de Dios” y la emprendí con la homilía “La grandeza de la vida corriente”. Dice en ella San Josemaría:
“No se me va de mi memoria una ocasión – ha transcurrido ya mucho tiempo – en la que fui a rezar a la Catedral de Valencia, y pasé por delante de la sepultura del Venerable Ridaura. Me contaron entonces que a este sacerdote, cuando era ya muy viejo y le preguntaban: ¿cuántos años tiene usted? Él muy convencido, respondía en valenciano: “ poquets, ¡poquitos¡, los que llevo sirviendo a Dios.”
Esto leía cuando se me acercan un chico y una chica extranjeros, y universitarios. Después de pedirme si les podía contestar a unas preguntas me espetan : “¿Qué significa eso de la luna de Valencia?” Se lo explique como pude: los que se quedaban fuera de la muralla – cuando la había y ésta se cerraba – esos se quedaban “a la luna de Valencia”. Muchos hubiéramos dicho que se quedaban al raso, o a la intemperie, pero Valencia es tierra de artistas. “¿ Y en que tiempo era eso”, me dijeron. No me pareció que entendieran mucho porque ¿cuándo iba a ser? pues: ¡cuando había muralla¡. Los estudiantes se alejaron sin más preguntas y yo me quedé pensativa siguiéndolos con la vista. Había muchas cosas de las que me hubiera gustado hablar con ellos, desde la atalaya de mis setenta años.
1 Comentarios:
Rosa,
Le podría haber dicho que la luna quedaba cerca de babia. Total el desconcierto hubiera sido el mismo.
Si me permite, ha dicho que tiene una setentena; la verdad, si me permite, no los aparenta.
Saludos
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