18 febrero, 2011

En familia

He pasado una buena tarde con mis tres nietas: Marta, Belén y Vega de 11, 7 y 5 años de edad, respectivamente. Lo de “respectivamente” me recuerda que mi hermana Carmen, siendo muy pequeña dijo un día al venir del Colegio, una frase, de la que se sintió muy oronda. Hablando de las notas, apostrofó satisfecha : “He sacado un cinco ramplón, respectivamente”. Hay que reconocer que mi hermana, que tendría unos seis o siete años, si no se expresaba con propiedad, al menos no se le podrá negar sus pretensiones literarias. A los catorce, hacía sus pinitos en las redacciones del Colegio y con facilidad salía en ellas un perro vagabundo. Cosa que a decir verdad, siempre me sorprendió. Llegó a escribir en “Jesús Maestro” la revista teresiana, porque tenía una bonita “letra de Compañía”. Condición necesaria – y creo que suficiente – para que las monjas te eligieran para escribir en ella. Algo incomprensible si se piensa que en ella los textos aparecían, lógicamente , en letra de imprenta. Es posible que quien tiene una letra bonita, esté reflejando con ella un carácter firme y dulce. , domina su temperamento y muestra un carácter templado y hermoso. Por ahí debían ir los tiros porque nos la hacían trabajar mucho.

Hace pocos días Vega, con sus cinco años, asistió con sus padres y sus dos hermanos a una misa de funeral. Su padre le explicó que en la caja había un muerto, pero solo su cuerpo, porque en realidad él estaba en el cielo. Vega al oírlo dijo resuelta: “¡Yo quiero ver el muerto¡”.

Belén, con sus siete años y sin sus dos dientecillos de delante, es una morenita vivaracha e inteligente que procura hacer la vida agradable a los de alrededor, disfruta con todo, y le gusta competir por puro deporte, en plan positivo. Es emocionante comprobar cómo los niños reflejan el ambiente en que se educan y ello es un fuerte estímulo para los adultos que los tratamos. Al volver del Colegio, le dice a su madre que el sábado habrá jornada matemática en el Politécnico y que ella quiere ir, que vale cinco euros pero que ella pone los dos euros que tiene. Lo he encontrado tan encantador que no he tenido más remedio que darle un euro, ya que tan buen uso está dispuesta a hacer de ellos. Belén no irá. Hay que estar en el Politécnico a las nueve de la mañana y el sábado es el único día en que padres e hijos pueden no madrugar.

Los niños son lo mejor de este mundo. Dentro de poco espero otra nieta: Lucía. El 17 fue el cumpleaños de Vega, mañana es el Santo de Álvaro.
Esta tarde en el cuarto de estar además de abuela y tres nietas, había cuatro ángeles dee la guarda. Se notaba.

1 Comentarios:

At 19 febrero, 2011 08:33, Blogger filósofo escribió...

Rosa,

Me ha gustado mucho su entrada.
Los niños, lo digo por experiencia, nos vuelven jóvenes, dejándonos ver la vida y sus cosas a través de sus ojos.

Debería existir el el dicho "de tal abuela-palo tal astilla"... porque claro está que la educación de los chiquillos no se improvisa.

Saludos

 

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