16 noviembre, 2010

Reflexión sobre un ensayo

García Morente, en su discurso de entrada en la Real Academia de Ciencias Morales, García Morente habló de Progreso. Vale la pena escucharle:

“La idea de progreso, por hallarse vinculada a la de la “libertad” constituye una palabra “talismán” ; se presenta orlada de un prestigio tal que nadie a penas osa ponerla en tela de juicio y someterla a un análisis crítico severo. A pesar de la quiebra que sufrió en las dos guerras mundiales el llamado “mito del eterno progreso”, la palabra progresista sigue siendo utilizada como un recurso de auto exaltación. Cuando un político afirma de sí mismo que es “progresista” – con evidente propósito de glorificar su imagen – o indica que ha tomado ciertas medidas “progresistas”, no suele aludir a nada concreto, que pueda caracterizar de forma concreta su actitud y su actividad, habla deliberadamente en el vacío, con la mirada puesta en un futuro borroso, visto como una especie de tierra de promisión a la que son remitidas las gentes afanosas de una vida mejor.”

Y como desde siempre, he considerado unos cantamañanas a quienes se les hincha la boca hablando de progreso, voy a largar unas palabritas sobre el tema abordado por Morente.

¿Progreso, hacia dónde? Porque no se trata de una carrera sin meta. Los actos humanos persiguen una meta. Tratan de conseguir un fin. Son “finalistas”.Para que el progreso, para que sea auténtico – pienso - debe estar cimentado en un proyecto de vida. Y si éste solo contempla una infancia – más o menos feliz - , unos pocos años de”esplendor” y un lento, pero implacable declive hacia la fría tumba…no veo que ese proyecto que pueda conseguir progreso alguno. Si el hombre no está abierto a una vida de plenitud después de la muerte falta incentivo y falta el Juicio Universal. El: “Venid a cuentas los dos”, que dice el Autor – Dios - de “El gran Teatro del mundo”, cuando llama a salir de escena a dos de sus personajes