Josefina y Esther
El día 3 de noviembre, aniversario de la muerte de mi amiga Josefina, me llevé una alegría que se la adjudico a ella. La comunión de los santos es un hecho. La alegría es que mi hija Marta empezó ese día a ir a un Círculo de Estudios - catequesis cristiana - que dirige el Opus Dei. Y se la adjudico además, porque con constancia de baturra, me empeñé y conseguí, que Josefina, en sus días, acudiera a uno de ellos. Josefina era de Guádix. La gente de Guádix es arriscada y resistente, por lo que la cosa no fue fácil.…
Además Josefina, bastante tenía la pobre estando a las órdenes de su marido: un capitán de la Marina Mercante, que se “desembarcó” para casarse con ella… Josefina era hija de un Registrador de la Propiedad y Paco su marido, buena gente pero una auténtica píldora. Ahora, después de un luto razonable, se le ve de la manita de otra…Pero dejemos eso.
Entendí y agradecí el “guiño” desde arriba, porque además, ahora caigo en la cuenta, Marta comulgó con el traje de comunión de su hija Rosa. En el Colegio de Guadalaviar, el traje es precioso pero carísimo.
Josefina me enseñó lo de “..tengo el alma de nardo, del árabe español”. Cuando le hablaba con entusiasmo del Fundador del Opus Dei, ella contra atacaba hablándome del Padre Pio – quizá los canonizaran juntos porque los dos lo fueron en el 2002. No le hacía mucho caso: se trataba de un franciscano y yo era una laica que no es lo mismo que laicista.
Pues bien, hoy he conocido al Padre Pío: Esther - la acaban de operar de la rodilla y he ido a verla- , me ha dejado, “motu propio”,: “Padre Pío” ( los milagros desconocidos del santo de los estigmas), escrito por José María Zabala. “Toma Rosa, que tu lo lees rápido, me lo acaba de regalar mi hija Maria Esther..”.
Me ha encantado conocer al Padre Pío
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