Aceptación de uno mismo
Con palabras de Guardini: “En la raíz de todo está el acto por el cual me acepto a mí mismo. Debo estar de acuerdo con ser el que soy. De acuerdo con tener las propiedades que tengo. De acuerdo con estar en los límites que se me han trazado. Todo eso se hace especialmente difícil cuando percibo no solo los límites, sino las insuficiencias y defectos de mi ser; fallos en mi salud; trastornos en la armonía psíquica; cargas de herencia de antepasados; estrechez por la situación histórica y social. ¿Por qué es todo esto? (…) Fe significa aquí que comprendo mi finitud desde la instancia suprema, desde la voluntad de Dios” (“La aceptación de sí mismo” págs 23 y 25))
Pero hay más. Verme como sujeto del amor receptor de Dios.
“En general – dice C.S. Lewis - , pensar en el amor de Dios por nosotros es mucho más seguro que pewnsar en nuestro amor por Él (…) Pero lo más importante que deebemos recordar es que, aunque nuestros pensamientos vienen y van, el amor de Dios por nosotros no lo hace. No se fatiga por nuestros pecados o nuestra indiferencia, y por lo tanto es incansable en su determinación de que seamos curados de los pecados, no importa lo que nos cueste, no importa lo que le cueste a Él” ( “Mero cristianismo”, p.145)”
Santa Teresa sintetiza de manera formidable al aconsejar a sus mionjas que lo importante está “en que determinadamente se abrace el alma con el buen Jesús, Señor nuestro, que como allí lo haya todo, lo olvida todo.”
Texto tomado de: “¿Dios en “off”? de P.J. Manglano
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