La oración en la Madre Teresa de Calcuta
“Madre Teresa vivía su existencia en estado de oración, quienes se le acercaban no solo experimentaban su bondad, sino la bondad y la existencia de Dios a través de ella. Una joven profesional que había estado apartada de la fe durante muchos años llegó hasta nuestra comunidad de Tijuana para encontrarse con Madre Teresa por primera vez. Había esperado ver a una ganadora del Premio Nobel, pero en su lugar le sorprendió hallarse de improviso en la presencia de Dios. Reflexionando sobre su experiencia escribió:
Me di cuenta de que cuando la conocí, lo vi a Él. Eso me cambió para siempre. Vi en ella lo que yo podría ser, un lugar en la Creación donde Dios vive libremente, libre de moverse y expresar su Ser. Ella hizo ese lugar para Dios dentro de sí y lo puso de manifiesto para los demás. Ella nos mostró lo que podríamos llegar a ser. Cuando ella hablaba las personas se quedaban tranquilas. Llegaban angustiadas y curiosas, sufriendo y agotadas, y se calmaban en su presencia piadosa. Veían a Dios en Madre Teresa y Madre Teresa veía a Dios en ella.
“Muchas son las personas de todo el mundo a las que Madre Teresa ha dirigido, tanto en vida como después de su muerte, al umbral de la intimidad con Dios y a una nueva vida: “Cuando la conocí lo vi a Él, eso me cambió para siempre”.Madre Teresa estaba convencida de que la oración era algo sencillo, de acceso fácil, vivificante, y que nos transformaba como ningún otro esfuerzo de superación podría lograr.
En su experiencia el único requisito para alcanzar el éxito en la oración era, dedicar el tiempo preciso, dedicar más tiempo a rezar, a rezar realmente.
“Si quieres rezar mejor, debes rezar más”. Así como se aprende a nadar o a ir en bicicleta, practicándolo más que mediante el estudio, ocurre lo mismo con la oración”
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