26 junio, 2010

De las lecturas de la misa de San Juan Bautista


Transcribo la primera lectura de la misa del 24 de junio, festividad de San Juan Bautista. Creo que las lecturas del Antiguo Testamento seleccionadas en el ciclo litúrgico, además de provechosas son fuente de regocijo:

“¡ Oídme islas, atended pueblos lejanos¡
Yaveh desde el seno materno me llamó; desde las entrañas de mi madre recordó mi nombre. Hizo mi boca como espada afilada, en la sombra de su mano me escondió; como saeta aguda me hizo y me guardó en su carcaj.
Me dijo. “Tu eres mi siervo (Israel), en quien me gloriaré.” Pues yo decía:
“Por poco me he fatigado y en vano he gastado mis fuerzas. Mi derecho lo tenía el Señor.” (Is. 49,1-6)

No solo a Juan Bautista, a cada uno nos ha llamado el Señor desde el seno materno. Hay un proyecto de Dios para cada vida. Lo nuestro es no estorbarlo.

“En la sombra de su mano me escondió”. Recuerdo la última ecografía del embarazo de Marta: ese niño pequeñito que tiene de todo: dos fémures, dos tibias, dos pulmones.. Ahora lo cuentan todo, son así. Como si no supiera el Dios todo lo que tiene que poner…Si, ya sé que a veces falta algo, pero eso es otra historia, en la que ahora no voy a entrar. Pues bien, ese chiquito que cabría holgadamente dentro de una mano cerrada, está escondido a la sombra de la mano de Dios. Y sigo comentando:¿No es estimulante saber que somos saetas afiladas que pertenecemos al carcaj de Dios?
¿No es estimulante saber que nuestro derecho, ese que aquí no nos reconocen tantas veces, lo tiene el Señor? Tengamos paciencia. La justicia está garantizada.

Recojo también algunas palabras del Salmo, 138, 1-3 ; 13-15

“Señor, tu me sondeas y me conoces; sabes cuando me siento y cuando me levanto, penetras mi pensamiento de lejos y todas mis sendas te son familiares” y estas otras: “…me has tejido en el vientre de mi madre; prodigio soy, prodigio son tus obras.” En estos tiempos en que la tecnología pasa por sabiduría, cuanta falta hace difundir estas verdades.