22 junio, 2010

De “El diario de un cura rural”

Desde aquí doy gracias a Dios por el don de la vista, que entre otras cosas posibilita la lectura. Éste que hace posible que en mi mesa se amontonen los libros que acompañan mi vida. Cada vez son más. Y es que no me resigno a no “postear” un cachito, por lo menos, de cada uno de ellos. Es una obligación que me impongo.“El diario de un cura rural” lo releí hace meses pues encima de la mesa ha estado todo este tiempo recordándome con su presencia, mi mala conciencia, de no hacer mención de él. El ver en Tv el programa “El Gato” de “Intereconomía”, tiene alguna culpa de estos retrasos en la escritura. Siempre nos inclinamos al mínimo esfuerzo.

Muchos leímos la obre de Bernanos de jóvenes. Leer ahora lo bueno que entonces leímos, es un doble placer. Volvemos a ser mozos o mozas. Tras tan largo preludio, espigo algo de “El diario de un cura rural”:

“Rezo mi rosario ante lka ventana abierta, que da a un patio parecido a un oscuro pozo. Pero al alzar la mirada, me parece que soibre mi cabeza, el rincón de la muralla que da hacia el Este, comienza a reflejar cierta claridad.”

“¿Por qué inquietarme? ¿Por qué tratar de prever lo que ocurrirá? Si tengo miedo, diré: tengo miedo..Sin sentir por ello ninguna vergüenza. ¡ Que la primera mirada del Señor, cuando se me aparezca su Santa Faz, sea una mirada tranquilizadora¡”

“ Tienes la vocación de la amistad”, observaba un día mi viejo maestro, el canónigo Durieux. “cuida que no se transforme en pasión. De todas es la única que no se puede curar”.

“Como el sacerdote tardaba, me creí obligado a expresar a mi infortunado camarada el pesar que me producía aquel retraso que estaba a puntro de privarle de los consuelos que la Iglesia reserva a los moribundos. No pareció oírme, pero algunos instantes después, su mano se posó sobre la mía mientras su mirada me hacía señal de que acercara mi oído a su boca. Pronunció entonces claramente, aunque con una extraña lentitud, estas palabras que estoy seguro de transcribir exactamente: “¡Qué más da¡ Todo es ya gracia.”
Creo que murió inmediatamente después.”

Al leer estó último, recordé que también Jose Luís Martín Descalza dijo al morir: “Todo es gracia”•