03 junio, 2010

Sobre la fidelidad y la imaginación

Dice J.R.Ayllón comentando “El Principito”:
( libro que a raíz de leer “Tal vez soñar” voy a volver a coger)
“Por boca del Principito conocemos el desencanto que Saint-Exupéry
sinti´p después de casarse: “Me creía rico con una flor única y no poseo más que una flor ordinaria”. Pero también somos testigos de su esencial rectificación tras escuchar las palabras del zorro:

" - He aquí mi secreto – dijo el zorro. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos. El tiempo que dedicaste a tu rosa hace que tu rosa sea tan importante. Los hombres han olvidado esta virtud, pero tu no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa."

Asimilada esa enorme lección, Saint-Exupéry puede dirigirse a las mujeres cultas y hermosas que le atraen, simbolizadas en las rosas de un precioso jardín:

"- Sois bellas, pero estáis vacías. No se puede morir por vosotras. Cualquiera puede pensar que mi rosa seos parece, pero ella sola es más importante que todas vosotras. Y lo es porque ella es la rosa a quien he regado, a quien puse bajo un fanal, a quien resguardé con un biombo. Porque ella es la rosa a quien escuché quejarse o alabarse, o incluso a veces callarse. Porque ella es mi rosa."

Comentando todo lo arriba escrito, se me ocurre que:
Ninguna relación amorosa es un permanente deslumbramiento.
Cada ser humano no es un ser ordinario, como las flores, es único e irrepetible, al que Dios quiere por sí mismo.
El daño que ocasiona la infidelidad es enorme. Si no se es un hombre ( o mujer) light.
La infidelidad pretende ser un atajo para la felicidad y para la felicidad no hay atajos.
La palabra felicidad tiene la misma raíz que la palabra fidelidad: fe.