26 marzo, 2010

Sí, a la vida

Sí, a la vida

Sí a la vida. Siempre. A toda vida. Porque es de Dios. Porque no la hemos inventado, solo sabemos transmitirla y cuidarla y esa es nuestra responsabilidad, y nuestro trabajo. Porque ningún ser humano puede arrogarse el derecho de decidir quien va a nacer y quien no, diga la ley lo que diga. Porque hay una ley más profunda, gravada en el corazón del hombre, que no es posible acallar que nos dice “no matarás”. Y eso es un aborto: matar a un ser inocente que no ha pedido venir al mundo, pero Dios respetando la libertad del hombre en sus actos y en la consecuencia de ellos, lo “ha llamado a la existencia”. Y tiene un plan sobre él.
No es sobre el propio cuerpo sobre quien decide la mujer – pobrecilla - abocada a abortar por el egoísmo y la frivolidad del hombre. Decide sobre “el derecho de nacer” de un ser humano, de su sangre y con sus genes. Toda mujer que aborta es una a la larga es víctima más, una pobre mujer engañada, por una sociedad cobarde y sin alma, que la ha dejado sin redaños para acoger a un niño y para sacarlo adelante, como se pueda. Otras lo han hecho. ¿Las vemos en los medios para que sirvan de ejemplo, de buen ejemplo? Los la red mediática tiene, si quiere asumirla, por delante una tarea gloriosa: la de apostar por la vida. Ojalá llegue el tiempo en que esté en la mente de todos que el aborto es inconcebible, como inconcebible vemos hoy la esclavitud.

( carta enviada a "Las Provincias")

Me hubiera gustado mandarla con tiempo para que hubiera salido el 25 de marzo... pero la lucha por la vida no tiene fechas.