24 marzo, 2010

Carta entre las páginas de un libro

Entre las páginas de un libro de Chejov, que mira por dónde este es el 150 aniversario de su nacimiento, encontré una carta que le escribí a mi hijo Juan – el libro era suyo – en 1997. Me alegró verla. Está escrita con la Hipano- Olivetti y la letra se ve mal o quizá son mis ojos. El casoi es que la leí esperando encontrar algo y encontré. Aclararé que siempre que he escrito a Juan, que han sido once años, entre unas cosas y otras, mis cartas no han sido ajenas a los parrafazos que me gustaban del libro que entonces estaba leyendo. Lo que no siempre Juan llevaba con la debida paciencia. Podría decirse que mis cartas a Juan, fueron mi primer blog antes de tener ordenador. Buen papel nos hicieron a ambos. Cuando se la enseñé me dijo sin leerla de nuevo: “vuelve a dejarla en el libro”. Supongo que pensará que quizá se la encuentre más adelante, como me ha pasado a mí ahora.

He aquí lo que comparto de ella en el 2010, con mis buenos amigos del blog. Lo que está entre comillas es de Jhon Henry Newman en “Carta al Duque de Norfolk” ( en la que defiende la autoridad moral del Papa) y lo que le dice el 27 de diciembre de 1874, para nada resulta anacrónico. Dice así:

“¿Cuándo ocurrió en la antigüedad que el estado no se sintiera celoso de la Iglesia? ¿fue acaso cuando Decio y Diocleciano asesinaron a miles que a
miles que habían abjurado de la religión de la antigua Roma? ¿Fue acaso cuando Atanasio fue desterrado a Tréveris? ¿O cuando Crisóstomo fue enviado a Cuscusio para ser perseguido por una emperatriz hasta el extrmo de causarle la muerte?” Y digo que no resulta anacrónico porque a la Iglesia hoy se la persigue, ¿Qué son si no esas campañas mediáticas de desprestigio a la Iglesia, con motivo de cualquier escándalo, aunque este sea grave, en las que pagan justos por pecadores? Si en una familia hay una persona corrupta, no es corrupta toda la familia ¿no?