18 marzo, 2010

Despierta

En vista de que tengo unos ojos como un “esparbero” (palabra que decía mi madre, que no he visto nunca escrita y que por lo tanto de existir, no se si se escribe con “b” o con “uve”) me levanto a escribir. Y al hacerlo me viene a la cabeza el “sonsoniquete”( palabra que no reconoce internet, pero si todo el mundo mundial) del colegio cantando todas juntas: “ se escriben con “b” todos los verbos terminados en “bir”, menos “servir”, “hervir” y “vivir”. Estos métodos elementales de repetición, en los que el único gasto efectuado era la propia laringe, la constancia propia y la paciencia del profesor, visto está que son eficaces y llegan, iba a decir a la ancianidad, pero no lo digo; porque yo me juego mi juventud de espíritu, con la del “ más pintao” ( expresión que también decía mi madre). Por cierto que la palabra “internet” no la reconoce WORD. Vivir, para ver ( es muy sensato que estas dos palabras se escriban con “v”. Y basta ya de lingüística y remembranzas.

Ayer me acosté leyendo el prólogo de un libro de cuentos de Antón Chejov y me encontré estas lúcidas palabras suyas que tanto aprovecharían al hombre de hoy, y a “los medios”, que más que reflejar al hombre, lo crean.

“La esfera sexual, naturalmente, desempeña un papel importante en este mundo, pero no todo depende de ella ni mucho menos; y no siempre tiene una influencia decisiva”.

Cogí en libro de Chejov porque la próxima película que vamos a ver en mi casa, Dios mediante, será “Vania en la calle 42” (1994) de Louis Malle, sobre la obra de Chejov : “Tío Vania). Por cierto que quiero encontrar “El jardín de los cerezos”. La ví de pequeña en el Teatro Principal y me causó una profunda impresión.