26 marzo, 2010

Mi amiga Merche

Hace dos días, quedé con mi amiga Merche en Altaviana, en misa de 11. Cuando el sacerdote nos invitó a darnos la paz, yo al mirarla me entraron ganas de cantar: “¡Que bonitos ojos tienes / debajo de esas dos cejas. Debajo de esas dos cejas ¡qué bonitos ojos tienes¡”. Cuando salimos se lo dije.

Merche tiene unos grandes ojos verdes que no se le han hecho pequeños con la edad. Son además unos ojos chispeantes e inteligentes. Cuando pienso en ella siempre la recuerdo como la amiga que me acompañaba, hace casi veinte años, a ir a rezar a las 4,30 de la tarde, a la iglesia en que estaban “Las Cuarenta Horas”. Yo entonces lo estaba pasando francamente mal. Echábamos media tarde y entre el paseo, la charrada y sobre todo la rezada conseguían que las dos volviéramos reconfortadas. Siempre se lo agradeceré. Por cierto que cumplíamos aquello que San Grgorio Magno recomendaba a sus fieles que era más o menos esto: “Si cuando vas a los baños y te encuentras con un amigo, procuras que te acompañe ¿ Por qué no haces lo mismo cuando vas a la Iglesia?

En la media hora que estuvimos juntas tomándonos un café, Merche me contó que el 31 de julio, a las 5,30 de la tarde, Dios mediante, se casa su hija Mª Jesús con un chico polaco en la Basílica de Santa María en la Plaza Mayor de Cracovia. Al oír lo del 31 de julio, dije rápido: “¡31 de julio: San Ignacio de Loyola¡. Encomendaré esa boda”. Y recordé lo que cantaba mi madre cuando estaba de buena gaita: “San Ignacio de Loyola, ha mandado pregonar / que ninguna señorita / lleve medias amarillas y zapatos de tacón”. Y también se lo dije. Lo que no le dije, porque lo pensé después es que esa boda hay que encomendársela a Juan Pablo II que fue Obispo Auxiliar de Cracovia.

Por cierto, que la futura suegra de Mª Jesús , que no tiene marido ni más hijo que el qreliue se casa con ella, le ha regalado un misal en polaco… No pude menos que pensar: “¡Igualito que las españolas¡, que cuando se trata de su fe de bautizadas, no solo con los hijos políticos sino con los propios, parece que se les ha comido la lengua el gato.”