Como no puedo dormir…
Como no puedo dormir, me levanto a escribir. Me ha salido un pareado, sin haberlo preparado. Es la ventaja de utilizar verbos en infinitivo de la misma conjugación. Por cierto que ayer, por indicación de su madre, tenía que haberle explicado a Martita : artículo, nombre, adjetivo, verbo, y preposiciones – que tan maravillosamente me explicó a mi, a su edad, la Madre Visitación – y no hubo manera. Su grave y hermoso rostro eslavo expresó una profunda determinación: quería ver cine, no estudiar lengua. Tenía control del lunes, pero un viernes, el lunes se ve lejano. Yo me dejé llevar.. Todos los viernes vemos películas y ya se sabe: “si las costumbres, son leyes. Y las leyes respetamos…”. Menos mal que la película era un peliculón.
“Mira: ¡ está todo negro¡” decía mi hijo Quino a los tres años cuando veía asombrado con sus grandes ojos azules a través de la ventana que se había hecho de noche. Entonces, ya en pijama decía negociando cada noche: “¿me puedo quedar a un poquito solo?. Hoy, cuando me he levantado, también está todo negro.
Yo como mi padre, y mi hijo Quino, soy búho y no alondra. Por la noche, se me ocurren grandes ideas. Bueno, pues la idea de esta noche desvelada, es mandarle a D. Pablo Gil, sacerdote del Opus Dei en Riga (Letonia) una revista de “I Maestri dei colore”que compré en Bolonia, dedicada a Fra Angelico. Seguro que le encanta. D. Pablo Gil ( le pongo el don por su calidad de sacerdote) es hijo de Eugenio y Mª Matilde, compañeros de carrera. Viví pues el noviazgo de sus padres, que al casarse tuvieron once hijos y asistí a la ordenación sacerdotal de Pablo. Me escribió para Navidad un Christma precioso que encontré ayer y pienso copiar aquí.
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