La tragedia de la mantequilla
Hoy es Miércoles de Ceniza. Cuando era niña el sacerdote, al poner la ceniza sobre la cabeza decía en latín: “acuérdate que eres polvo y en poklvo te convertirás”. Luego lo tradujeron y todo cristiano recordaba su fragilidad y su caducidad. A mí me gustaba aquello: lo que es, es y hay que mirarlo sin miedo. Hoy lo que el sacerdote dice: “Convertíos y creed en el evangelio”. Y antes de la ceniza, en la homilía de la misa, nos ha recordado que la cuaresma, nuestra…, fuerte,que nos ayuda a sacudir pereza y aburguesamiento, se vive con ayuno, oración y limosna. Y a mí eso del ayuno me ha recordado la tragedia de la mantequilla, de la que hace tiempo quería hablar:
“Leíamos tu y yo…la vida heroicamente vulgar de aquel hombre de Dios. –
Y le vimos luchar durante meses y años ( ¡qué “contabilidad” a la hora de su examen particular¡), a la hora del desayuno: hoy vencía, mañana era vencido… “Apuntaba “no tomé mantequilla…,¡tomé mantequilla¡”.
Ojalá vivamos también - tu y yo –nuestra … “tragedia” de la mantequilla.”
( “Camino”n.205 )
¿Sabían que la ceniza que se nos impone el miércoles procede de quemar los ramos de olivo con los que el año anterior festejábamos el Domingo de Ramos?.
La Cuaresma no se puede decir que la recibamos con alegría, pero hay que reconocer que nos viene muy bien.
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