05 enero, 2010

Para después...

Acabo de caer en la cuenta de que aunque ahora no pueda volver a leer “Crimen y Castigo” por el tamaño de letra de mi ejemplar, hace años me compré un tomo de Steiner sobre Dostoievski y Tolstoi, en el que lógicamente, además de un análisis serio de dichos autores, vienen grandes parrafazos de sus obras. La letra es estupenda porque me costó tres mil pesetas de las de antes. Mi hijo Juan ( el escritor) me había recomendado mucho la lectura de Steiner. Yo había quedado con una amiga en una cafetería y me faltaba un cuarto de hora para la cita. Me metí en una librería que había cerca y me puse a curiosear. Salí con el tomo de Steiner bajo en brazo. Alguna vez me dije “¿ A santo de qué te gastas ese dineral en un libro de crítica literaria?”.Pues ya se ve: me lo compré para después…Por cierto que a Mary Carmen, una abogada en pleno ejercicio de su profesión, con el que ha sacado a su hijo adelante, hasta convertirse en abuela, con quien quedé en aquella ocasión y a la que hacía años que no veía, me la encontré en la “tertulia literaria” cuando se comentó el libro anterior.

En septiembre, fui a ver a otra amiga, Mary Ángeles, la que pasó su cincuenta y ocho aniversario de bautismo metida en el Jordán, y me dijo:
“estoy leyendo este libro que compró miu padre sobre Jerusalén. Míralo: aún están sin abrir parte de las hojas. ¿ para que lo compraría mi padre?”.
Ella acababa de venir de Tierra Santa y lógicamente no era ese el único interés que guiaba su lectura. El libro era del cincuenta y tantos, pero lo había comprado su padre. Yo entonces le dije: “lo compró para que después de muchos, muchos años, te lo encontraras tú una tarde de domingo”De su padre me dijo una vez: “Murió cuando yo tenía veinticinco años.Me quería mucho. Murió de cáncer. Poco antes de morir me llamó y me dijo: Mary Ángeles, me voy a morir. Pero no te preocupes, nos volveremos a ver.”

Por cierto que en el prólogo del libro ponía algo así como: “con el progreso vendrán tiempos en que ¡se irá a la luna¡…”