07 enero, 2010

Cine, más cine

La noche de Reyes quería escribir. No hay noche más a propósito para hacerlo. Pero me emperecé y me puse una película. La recomiendo: “Al filo de la navaja”, 1946, de Edmund Goulding, basada en una novela de Somerset Maugham.

Basada en otra novela suya - que leí hace tiempo, vi otra película que también me gustó: “El velo pintado” ( imposible por el argumento de la misma explicarse el título).

Recuerdo que mi madre cuando era joven leía a Somerset Mogham y a Alejandro Dumas. Las leía por la noche, en la cama, a escondidas porque durante el día tenía que hacer labor. La prescrita por mi abuela: el trozo de sábana bordada o el número ondas de encaje de bolillos. Sabia decisión la de mi madre la de leer a escondidas. ¿Cómo iba si no a “pescar” a mi padre, un médico cinco años menor que ella, una provincianita de Alcañiz, de profesión “sus labores?.

En las dos novelas – películas a las que me he referido. Dios cuenta en la vida de sus gentes, aunque sea para pedir perdón al final de ella. Hoy recomendar películas antiguas a los jóvenes es algo estupendo. Que vean que las cosas no han sido siempre como nos las cuentan hoy. Que una vida digna de contarse, que resiste al tiempo, no está basada en los parámetros a que nos tienen acostumbrados los medios: sexo, infidelidad, culto al cuerpo…

“El filo de la navaja” está protagonizada por Gene Tierney ( que es una preciosidad) y Tyrone Power ( que nunca me gustó). El caso es que a la noche siguiente, engolosinada por la anterior, tampoco escribí, ví otra película : “Adiós a las armas” basada, en la novela de Heminway. También me gustó. Además la protagoniza: Gary Cooper, que estás en los cielos…Y para terminar, otra película estupenda de estas Navidades: “Las uvas dee la ira”, dirigida por John Ford.