24 noviembre, 2009

Literatura

Anoche acabé de leer, una vez más la obra de Bernanos “Diálogo de Carmelitas”. Cómo se echan de menos hoy autores que como él cuentan con Dios. Hablar de la auténtica problemática del hombre, de las relaciones de éste con Dios, de el papel que Dios juega en sus vidas no está de moda en Literatura. Lo que a mi juicio, hará de este tiempo un erial literario cuando pasen los años. ¿Quién se acuerda ya de Vargas Llosa o de Gabriel García Márquez?. De joven yo leí a ambos: “Conversación en la Catedral”
y “Cien años de soledad”. De está última, en realidad, debieron ser sesenta años de soledad porque acabé hasta el moño de los Arcadios Buendía. “Conversación en la Catedral”, que me leyó mi marido en voz alta, el verano en Mora, no me interesó jamás. Pero si recuerdo una cosa, una sola por la quizá mereciese la lectura. Es ésta:

“Zavalita ¿cuándo nos corrompemos? ¿Cuándo cambiamos nuestros ideales por intereses?”

Hace días me vino a la cabeza una frase oída mucho de niña: “Vuestra soy, para vos nací ¿Qué queréis Señor de mí?”. No sabia de donde salía. Leyendo “Diálogos de Carmelitas la encontré engarzada en su texto. Es de Santa Teresa de Jesús:

“Vuestra soy para vos nací, / qué mandáis hacer de mi?
Dadme riqueza o pobreza / dadme amor o desconsuelo,
Dadme alegría o tristeza / dadme infierno o dadme cielo
Pues del todo me rendí. / ¿Qué mandáis hacer de mí?”

Cuatro siglos entre Teresa y Bernanos… Pretender hacer tabla rasa de una cultura cristiana a demás de triste es estéril.