29 noviembre, 2009

De aquella tarde de pesca

Me sabía mal no contar lo que se dedujo de aquella tarde de Enrique Pèlach junto al río Pachachaca. Voy a ello.

La publicación de una hoja semanal diocesana durante cinco años. De ella, a una revista de verdad, de mayor tamaño y con las carátulas a cuatro colores. Para ello necesitaba una buena imprenta. El dueño, el Sr. Susaeta era un hombre hosco que lo recibió con frialdad, el sacerdote consiguió, a fuerza de cordialidad y mansedumbre, no solo vencer la resistencia del dueño hombre hosco, sino acabar siendo amigo suyo.:
- No me interesa. con los curas no se pueden hacer negocios.
- Según como lo mire, de tejas abajo quizá no. Pero de tejas arriba le aseguro que sí.
Cambió de semblante. Lo tomo del brazo lo acompañó a su despacho y estuvieron hablando durante dos horas y en ningún momento de la revista. Y así empezó la amistad. “Me fui a casa rezando todo el trayecto por aquel hombre que Dios había puesto en mi camino por la bendita revista con carátulas a todo color. Nuestra amistad se fue afianzandio por el treato frecuente que la revista exigía. Llegamos a editar 30.000 ejemplares por cada número”.

El Sr. Susaeta, le presentó a su mujer e hijos, y cambió de carácter. Gracias a él, conoció a todos los trabajadores de la imprenta. Un día le dijo: “”Conviene que se acerque al que está en tal impresora, lo veo preocupado y triste”. No solo hizo un curso de retiro en “Larboleda” el patrón, que en boca de uno de los trabajadores :”era otra gente” sino que éste, organizó un retiro en la imprenta para todos. Sin parar las máquinas, por turnos.

Un día el Sr. Susaeta, por la educación de sus hijos se traslado a Madrid para emprender una editorial: Editorial Susaeta.S.A. Allí se editó un ejemplar del Catecismo, el devocionario “Rezar y cantar” y un ejemplar del pequeño devocionario “Guía Cristiana”. Juan Pablo II ojeó la Guía Cristiana página por página y al cerrarla comentó: “Esto es lo que interesa: ¡conviene que la gente sepa rezar y que rece¡. Se la voy a bendecir.”
Cogió un momento y trazó devotamente la señal de la cruz sobre la “Guía Cristiana”. Y el autor de “Abancay..” nos da un dato: “De ésta Guía se han editado desde aquella fecha, 1985, más de dos millones de ejemplares en varios idiomas”