20 abril, 2009

El pan de cada día

Pensando en el día de ayer, 19 de abril del 2009, Domingo de la divina Misericordia y festividad por fecha, si hubiera sido laborable, de la Vigen del Milagro, he caído en la cuenta que así como cada día tiene su afán, también tiene su fruto escondido, un pan que no es material, necesitamos también para vivir y Dios nos lo da.

Llamé a mi amiga Milagro – Mila – para felicitarla. Su nombre responde a su realidad. Sus padres no la educaron religiosamente y ella es una mujer de fe. Mila estudió, como yo, Químicas, y Carmen que hizo Farmacia, al recordar su talante de aquellos tiempos en los que se veían, me comentó recientemente una frase suya que le impactó: “ser cristiano es sobre todo una actitud ante la vida”. Nada que objetar.

Al llegar a casa después de la misa de 11 en la que el buen D. Miguel - buen y celoso sacerdote – se enrolla como una persiana, me encontré en el contestador una llamada que devolví: Mary Carmen, después de algunos años ha vuelto con Fernando su marido. Mary Carmen ha pasado muchas horas en su vida delante de la Custodia. Cuando me dio la noticia añadió: “Dios, tiene sus tiempos”.

Por ella conocí a Santa Faustina Kowalska, a quien Juan Pablo II, canonizó, y por la que instituyó la fiesta de la Divina Misericordia, celebrada el domingo siguiente al de la Resurrección. Hubiera querido que ayer terminara mi novena de la coronilla, empezada el Viernes Santo, pero no fue así. Empezarla, la empecé; hice algún día más, pero luego se me fue el santo al cielo. ¡Porca miseria¡ que diría mi amiga Santina. A Estrella le pasó igual.

A las ocho, en mi encantador cuarto de estar, que guarda mucha historia dentro, conversación candente y vitalista con Maribel, fruto de mi enardecida y agradecida lectura de Merton. Se marchó a las nueve y veinte y me dió tiempo a rezar la coronilla, antes de las diez de la noche, hora en que según D. Eulalio, el cielo está cerrado y lo que uno no ha rezado, al día siguiente más.

Después de cenar terminé el libro de Merton.
Compréndanlo, algo mas tengo que decir de él.