19 febrero, 2009

Madame Staël (1766-1817)

Germaine Necker, niña precoz que a los diez años compartía la tertulia literaria de su madre con los enciclopedistas Diderot, DÁlembert.. ha pasado a la historia de la literatura con el apellido del barón Staël, primer esposo de la escritora.

La pertenecen estas lúcidas palabras:

“ El amor es la única pasión de de las mujeres. La ambición y la gloria solo interesan, y con razón, a un pequeño número de ellas. (…) El amor apenas ocupa la mitad de la vida, nos quedan aún treinta años por recorrer cuando nuestra existencia está ya concluida. El amor, sólo un episodio para el hombre, es la única historia posible para una mujer. Reputación , honor, estima: para las mujeres todo depende de su conducta en el amor, mientras que según la opinión de un mundo injusto, incluso las leyes de la moral quedan suspendidas para los hombres en las relaciones que éstos mantienen con ellas. Un hombre puede pasar por buena persona y haber causado el dolor más ardúo que un ser mortal sea capaz de producirle a otra alma; pueden pasar por sinceros y haberlas engañado; pueden haber recibido muestras de apoyo y entrega que vincularían a dos amigos, a dos compañeros de armas de forma tan intensa que si alguno de los dos las olvidase quedaría deshonrado, más por haberlas recibido de una mujer se consideran libres de todo compromiso, como si un sentimiento disminuyese el valor de todo lo demás.” ( De la influencia de las pasiones)