01 febrero, 2009

Deuda

Desde el 28 de diciembre, fiesta ese día de la Sagrada Familia, que estoy queriendo “ postear” el capítulo 3 del Eclesiástico que habla de las obligaciones de los hijos para con los padres. Hoy, no se por qué, en la parroquia de San Bartolomé y San Miguel ( me ha encantado ver al Arcángel San Miguel, pegado a Natanel, “ese israelita en quien no hay dolo”) han dedicado la misa a la familia, y han vuelto a leer el citado capítulo. Aunque invito a todos a su letura y yo lo he transcrito completo, para tenerlo a mano. Aquí voy a dar solo retazo de él.

3 “A mí que soy vuestro padre escuchadme, hijos y obrad así para salvaros.
2 Pues el Señor glorifica al padre en los hijos,
y afirma el derecho de la madre sobre su prole.
3 Quién honra a su padre expía sus pecados;
como el que atesora es quien da gloria a su madre.
4 Quién honra a su padre recibirá contento de los hijos,
y en el día de su oración será escuchado.
5 Quien da gloria al padre vivirá largos días,
obedece al Señor quien da sosiego a su madre.
Hijo, cuida de tu padre en su vejez,
y en su vida no le causes tristeza.
Aunque haya perdido la cabeza se indulgente,
no le desprecies en la plenitud de su vigor.
Pues el servicio hecho al padre, no quedará en olvido,
será para ti restauración en lugar de tus pecado
Como blasfemo es el que abandona a su padre,
maldito del Señor quien irrita a su madre.


Las traducciones de la Sagrada Escritura no siempre se llevan bien. Por ninguna parte he encontrado éste versículo:“Aunque tus pecados fueran como la grana, como la nieve blanquearán”