20 febrero, 2009

Hallazgo

En una de esas satisfacciones que proporciona leer a los sabios, encontré una cita del Libro de los Muertos de los egipcios, que vale consciente de que la inserté en algo ya "posteado", vuelvo a compartirla en tiempos en los que si bien es verdad que son de alta tecnología, no puede decirse lo mismo de su sentido moral. En la cita vemos, como se justifica un hombre cuando llega a la presencia de Osiris:

“Traigo en mi corazón la verdad y la justicia, pues he arrancado de él todo mal. No he hecho sufrir a los hombres. No he tratado con los malos. No he cometido crímenes. No he hecho trabajar en mi provecho con abuso. No he maltratado a mis servidores. No he blasfemado de los dioses. No he privado al necesitado de lo necesario para la subsistencia. No he hecho llorar. No he matado ni mandado matar. No he tratado de aumentar mis propiedades por medios ilícitos, ni de apropiarme de los campos de otro. No he manipulado las pesas de la balanza. No he mentido. No he difamado. No he cometido jamás adulterio. He sido siempre casto en la soledad. No he cometido con otros hombres otros pecados contra naturaleza. No he faltado jamás el respeto a los dioses.”

Quienes recuerden los diez mandamientos, que aprendió de niño en el catecismo, y siguen haciendo los que van a hacer la primera comunión, verán hasta que punto los mandamientos de la ley de Dios, grabados en el corazón del hombre, no solo nos alertan de que hay leyes que no merecen serlo, sino que además nos vacunan contra todo falso adoctrinamiento .

(He enviadoi este texto a "Las Provincias")