11 enero, 2009

Epistola: In Carcere et Vinculis (“De profundis”)

Leí el libro así titulado, hace años. Estos días al hablarme alguien de lo magnífico escritor que es Oscar Wilde, lo he recordado y he vuelto a cogerlo. Sabido es que Wilde, escribe esta larga y dolorida carta a su joven amigo Lord Alfred Douglas, desde la prisión en la que se encuentra, a la que ha sido condenado, acusado de homosexualidad por el padre de Douglas. Extracto un párrafo que en su día subrayé:

“ Siempre había pensado que mis concesiones frente a ti en cosas pequeñas
no significaban nada grave y que llegado el momento decisivo podría reafirmar la superioridad natural de mi fuerza de voluntad. No0 ocurrió así. En el gran momento mi fuerza de voluntad me falló por completo. En la vida no hay verdaderamente cosas grandes ni pequeñas: todas las cosas tienen el mismo valor y la misma altura. Mi costumbre – en principio debida a mi indiferencia – de ceder en todo ante ti se había convertido en parte de mi naturaleza. Sin que yo lo supiera estereotipó mi temperamento en un estado de ánimo permanente y fatal (…) Te permití dominar la fortaleza de mi carácter, y la formación de ese hábito representó no solo el
Fracaso sino la Ruina. Éticamente fuiste para mi mucho más destructivo de lo que habías sido artísticamente.”

Creo que este es un libro que muchos deberían leer hoy que tan sesgadamente se habla de homosexualidad y se oculta todo aquello que puede aclarar el tema.

Pero hay más, la importancia de los hábitos ( creados no de la nada sino por repetición de actos) que o generan vicios, o generan virtudes.