Después de cincuenta años..
El bien revierte siempre sobre quien lo hace. Hace años, me contaba una Ingeniero Industrial, madre de familia numerosa, que por poderla tener, renunció a un puesto de Dirección importante, que exigía mucha salida al extranjero y mucha dedicación. El Ingeniero que ella tenía por debajo asumió el puesto de dirección que ella desestimó. Es decir gracias a ella, él se convirtió en su jefe. Ahora que su marido ha tenido un trasplante de los dos pulmones, su jefe le ha dicho, con el fin de que pueda hacer turnos en el hospital: “Pídete una baja y si no te la dan lo arreglaremos de otro modo”. La Ingeniero es mi hija y yo en su momento me sentí orgullosa de que ella, entre el escalar puestos en el trabajo o atender a su familia, eligiera esta última, sin prescindir de aquel, cosa que hoy una madre de familia, no puede permitirse.
Hoy a mi me ha pasado, en escala más modesta, eso de que el bien revierte…Á las cinco me he ido a la modista a que me acorte un abrigo largo que según mi amiga Mary Luz debería retirar, pero al que simplemente basta con darle un nuevo aire. A la salida he pasado por casa de Maribel, que ayer me invitó a una tertulia en una cafetería, con su grupo de amigas, alguna de las cuales me conocía. No me apetecía demasiado, pero quería tener un detalle con Maribel y me he dicho: “ pasó por su casa ( muy cerca de la modista), la recojo, la acompaño a la cafetería, estoy allí un cuarto de hora y con la esclusa de la catequesis, me largo”. Pero he aquí que cuando llegan sus amigas una de ellas, delgada y mona, pese a los años me dice: “Tú eres de teresianas ¿no te acuyerdsas de mí? Soy Charo F.”. No, no me acordaba y me he sentido halagada de que ella si me recordara a mí. Habían pasado cincuenta años. Al rato la he visto con su cara de entonces, que el tiempo le ha respetado bastante, y su bata blanca de colegiala. Un alegrón. “¿Y la Madre Digna? ¿sabes algo de ella?” me ha dicho. He estado con el grupo más tiempo del que pensaba y al irme le he dicho a Charo: “Te llamaré y nos tomaremos un café..”
Esta mañana estaba bastante desanimada. Me he ido a misa de 10 a San Juan del Hospital y al pasar por la estatua de San Josemaría le he dicho:
“sácame adelante la catequesis, sácame adelante el día y sácame adelante la vida”. Lo ha hecho. Charrada interesante con la modista, gratos recuerdos al ver a Charo en un tiempo en que todo eran promesas y las monjas además de protegernos nos querían y en la catequesis, a pesar de los muchos niños y ser a las 6,30 de la tarde he conseguido que les interesara.
En el grupo de la cafetería me he enterado de que Don Enrique Más, sacerdote del Opus Dei, de los que dejan huella, está muy malito. Siempre recordaré el acierto de sus palabras cuando fui a desahogar mi corazón con él, en uno de los momentos más difíciles de mi vida. La confesión también sirve para eso, no solo para perdonar los pecados.
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