A veces el sol sale de noche
Todos sabemos que hay días más duros que otros. Días en que cuesta remontar nuestros estados de ánimo a la baja. Quizá no hemos dormido bien, quizá nuestra imaginación nos hace ver solo la parte negativa de cosas, que suelen tener dos caras, quizá hemos tenido un encontronazo con alguien y si ese alguien es un amigo o uno de la familia, peor que peor. No faltan motivos, en la vida por los cuales uno puede dejarse abatir, si no se lucha. Hay que luchar y empezar de nuevo a cada tropiezo a levantarnos como si nada como hacen los niños. También podemos ir a que la Virgen nos consuele, como hacen las madres con el “cura, sana si no te curas hoy te curarás mañana”. Que pena que alguien vaya de adulto por la vida y se pierda ese tirón hacia arriba que toda oración produce. En días así, en lo que uno pudiera decir, si fuera San Felipe Neri: “Te doy gracias Señor porque las cosas no son como a mí me gustaría”, si se continua luchando por hacer lo que se debe esté el humor como esté, sin hacerle a éste excesivo caso, es muy posible que al finalizar el día estemos contentos. Es a lo que me refiero cuando digo que a veces el sol sale de noche.
En cualquier caso todo túnel tiene una salida, no hay mal que cien años dure y sobre todo nuestra lucha no pasa inadvertida porque Dios no nos pierde de vista, como no pierde de vista una madre a su niño pequeño. Todos queremos que nos hagan caso, que nos miren. Dios lo hace y de todo aquello que nos hace sufrir y lo aceptamos sin rebelarnos, no se pierde ni un suspiro. Saberlo, es mucho en la vida.
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