27 diciembre, 2007

La postal

Anoche, abriendo mi caja de estampas para encontrar una que señalase dónde me quedo en el libro que estoy leyendo, cogí una postal de la gruta de Lourdes, escrita por mi tía Josefina y, en la que como siempre, firma mi tío Gregorio, éste hermano de mi madre. Ahora los dos con la Virgen en persona porque eran buena gente y muy devotos suyos. Y prueba de ello es que tenían un huertecillo en el que solo se plantaban flores, para que no le faltaran en su altar a la Virgen de Pueyo, patrona de Albalate del Arzobispo, en donde vivieron, en la calle de Mártires 8, ejerciendo él su profesión de Médico Titular, y ella dedicada a sus labores como la mujer del Médico y por lo tanto perteneciendo, en frase de la tía Josefina, “a la gente más principal”. Él, además de “principal” tenía que levantarse a las tres o las cinco de la mañana y coger la caballería, trasegando malos caminos a veces helados, si se ponía de parto una señora en una masada alejada o en un publecito a su cargo. Mi tío Gregorio fue mi padrino de boda pues mi padre había muerto e hizo su buen papel vestido de chaqué, porque era un tío alto y “bien plantao”.

De aquellos tiempos diré que una vez mi madre quiso que yo arreglara un búcaro de flores recién traídas del huerto, añadiendo para ello un: “Rosita tiene mucho gusto”. Lo hice fatal y vine a correrme, cuánto más que entonces yo estaba en la edad del pavo. Todo tiene su tiempo y los años traen el dominio volumétrico, sino en el propio cuerpo – aunque en mi caso también – en el arreglo de centros y belenes.

Albalate tiene para mí el recuerdo del cólico que cogía todos los veranos y las magníficas comidas, langostinos incluidos cuando la ocasión lo merecía, que acababan siempre con helado de heladora o garrapiñera. Lo que añadía al disfrute, el rito.

La postal de Lourdes tiene la fecha (bendita tía Josefina)23-8-58, poco antes de que conociera a quien sería mi marido. Mi última hija se casaría un 11 de febrero, festividad de la Virgen de Lourdes. He ido dos veces a Lourdes, una a los 17 años con mi madre y otra con mi marido y cuatro niños pequeños. La Virgen no ha olvidado nuestra visita.