08 octubre, 2007

Refranes

A veces me acuerdo de refranes que decía mi madre, y el recuerdo es dulce. Mi madre, tenía”sombra”, mi abuela Pilar, también. Eran mujeres expresivas. Quizá sea ésta una característica de las baturras. Cuando mi hermana o yo le queríamos dar una explicación de nuestras de nuestras razones para actuar de una determinada manera, no demasiado clara, salvando nuestro amor propio ella decía, como quien se las sabe todas, con una chispa de picardía en sus ojos azules: “Se tapa muy mal el gato con el rabo”. A veces me gustaría emplear ese refrán, como muchos tan certero, cuando mis hijos me dan razonadas sinrazones que apoyan una argumentación, que no es convincente, pero mis hijos ya son doctores y aunque yo tengo frente a ellos el doctorado de la vida, que está por encima de cualquier otro. Sonrío y me quedo pensando en mi madre.

Otro que también utilizaba, para indicar que alguien era insobornable en cuanto a convicciones, tenía independencia de criterio, era : “Ese, no se casa con nadie”. Esta mañana oyendo misa en la Catedral con mi nieto Alejandro, que no tenía colegio y ha pasado la mañana conmigo, me ha venido a la cabeza no se por qué y le he sacado punta. El que se casa con alguien ya no es independiente, forma cuerpo con él. Es, como hombre o como mujer, una imagen más perfecta de Dios. Él es quien instituyó el sacramento del matrimonio, diciendo: “ Dejará el hombre a su padre y a su madre, y serán los dos una sola carne. Por eso lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre.”. Y acabaré con otro refrán que al pelo viene sobre lo que estamos tratando: “Dos que duermen sobre el mismo colchón, se vuelven de la misma condición”. Claro que para ello hace falta tiempo…