El día de acción de gracias
El día 5, en la misa de 8,30 de la mañana, misa que tiene el encanto añadido de estrenar con acierto el día quienes no madrugamos, recordamos que era el día de acción de gracias. Hace poco que escribí sobre las acciones de gracias y no voy a insistir, pero si diré algo que el sacerdote nos hizo ver. Los israelitas salieron de la esclavitud Egipto, conducidos por Moisés atravesando un desierto de dragones y alacranes. En él, el Señor les alimentó con el maná, y más tarde con carne, pues una bandada de codornices cubrió el campamento. Sacó para ellos agua de una roca de pedernal. Los israelitas no pueden olvidar todas eso y creer que con sus solas fuerzas, han sido capaces de llegar a la tierra prometida. Es decir, sin la ayuda de Dios, los triunfos, de los que tan orgullosos nos sentimos, no serían tales. Como decía Joaquín García Sanz, al tiempo que sonreía: “¿soberbia? ¿de qué?”.
A las 10, después de una estupenda charradaza con Marta, fui de mandarle por correo a Maritina: “Conocer a Jesucristo”, el hermoso libro de Sheed, como regalo de boda. Pasé por unos chinos y me traje el otoño a casa. Ya que no me puedo ir al Pirineo, compré una hermosa maceta de hojas amarillas, que en un cacharro de latón hace precioso teniendo como fondo el gran espejo dorado.
A las 6 de la tarde vino del Colegio Alejandro.No salimos y le puse “Rio Lobo”, una película de vaqueros. Luego jugamos al dominó, cuando se fue, bajé un poco a la Iglesia. Allí se me ocurrió invitar a cenar a Mary Ángeles, y ya metida en faena, a Mary Luz y a Asun. Cenamos en la cocina, como hacía con mis hijos de pequeños. Al pasar al cuarto de estar para la tertulia, caí en la cuenta que junto a la imagen de la Virgen había un pequeño búcaro con cuatro jazmines frescos. Los había colocado por la mañana, sin saber que sería de mi día. Se los hice notar: había un jazmín por cada una de nosotras.
Gracias tibi Deus, gracias tibi.
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