Mabel
Hoy hace seis años que murió, de un ataque cerebral, Mabel a los 43 años. Se fue con su quinto hijo de seis meses, de ese tiempo estaba embarazada. El nombre de Álvaro, se lo pondrían en el cielo. Para allá iban los dos. El día de antes había ido al retiro para madres que organiza Guadalaviar el Colegio y se había confesado. “Estad prevenidos porque cuando menos penséis, vendrá el Hijo del Hombre..”. A Ella, la cogió confesada. Mabel dejó una estela de bondad, simpatía y estilo. Me gusta recordarla cn vaqueros, addidas, jersey anudado al cuello con gracia y gafas de sol sobre el pelo a mechas metidas por el escote. Esta mañana cuando he pensado que era su aniversario, le he encomendado mi catequesis, que empezaba hoy día de San Lucas.
Y me viene a la cabeza una canción que le va: “Hasta luego Lucas, Lucas hasta luego…”. Mabel, que tenía siempre una sonrisa puesta y una palabra oportuna. Tenía gracejo. Era gaditana, como Pemán y poseía esa alegría de la mujer realista, de la luchadora nata que está en paz consigo misma, porque Mabel luchó mucho para sacar adelante a sus cinco hijos llevando además un sueldo a casa. Decía San Josemaría, unas palabras que bien pueden aplicarse a ella: “La entrega a los demás es de tal eficacia que Dios la premia con una humildad llena de alegría” (nº 657 de “Camino”)
He conocido a los niños por los que me toca rezar y enseñarles. Tienen ocho años. Quique, Rául, Dani, Victoria, Mª José y Paloma
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