16 octubre, 2007

"Cometas en el cielo"

“Cometas en el cielo”es un bonito el título de novela que invita a leer, lo que resulta ser una buena novela. Me hablaron bien de ella y la compré para regalársela a una amiga en su cumpleaños. La leyó en Benicasim, junto al mar lo que sin duda fue un lenitivo para la dureza que le esperaba con su lectura. Luego ella me la dejó para que la leyera, y ya se la he devuelto, por lo que no puedo aportar ni el nombre del autor. “Cometas en el cielo” engancha. Me gustó leerla. También creo que fue apropiada para la persona a quien iba destinada.

Contada en primera persona por un joven afgano, la acción se desarrolla desde Kabul en 1975 (invasión rusa de Afganistán) hasta ahora casi nuestros días en Estados Unidos, lugar al que llega el protagonista huyendo, como tantos otros afganos, de los talibanes. Su lectura casi no deja un momento de respiro. Abunda en ella la dureza, el mal moral y la perversión que tristemente pueden anidar en el corazón del hombre. Y ello me lleva a hacer una pequeña digresión: no ver en ciertos casos concretos de degradación y de humillación al hombre la presencia de satanás, es tener una miopía aguda. Pongo satanás con minúscula porque así lo escribió una vez un santo, diciendo que satanás no merecía otra cosa.

Creo que la lectura de “Cometas en el cielo”, además de conocer una historia entrañable sobre la amistad y el viaje a un país del que tan lejos estamos, puede aportar deseos de mejora personal y de compromiso. “Nada humano me es ajeno”, que decía Tertuliano. Y si hay hombres que son muy malos, tendremos muchos otros que ser muy buenos, para que se también se cumpla en el universo moral, lo que se cumple en el mundo físico: “a toda acción corresponde una reacción de igual intensidad y de sentido contrario”. No deja de ser esto una realidad cuando nos dolemos, sinceramente de nuestros pecados.