30 octubre, 2007

Ideas brillantes

Sobre el hombre:

“El señor Bernard Shaw no puede entender que lo que es valioso y amable a nuestros ojos es el hombre, el viejo hombre que bebe cerveza, inventa credos, lucha, fracasa, el sensual y respetable hombre. Y las cosas que se
han fundado sobre ese ser perduran inmortales; las cosas que se han fundado en la fantasía del Superhombre han muerto con las civilizaciones moribundas que son las únicas que las han producido. Cuando Cristo, en un momento simbólico, estableció su gran sociedad, eligió como piedra fundamental no al brillante Pablo ni al místico Juan, sino a un confuso, un nov y un cobarde: en una palabra: un hombre. Y sobre esa roca construyó su Iglesia, y las puertas del infierno no han podido contra ella.”


Sobre viajar o quedarse:

“El trotamundos vive en un mundo más pequeño que el campesino. Siempre está respirando un aire de localidad. Londres es un lugar que puede compararse con Chicago; Chicago es un lugar que puede compararse con Tombuctú. Pero Tombuctú no es un lugar, porque allí al menos, viven personas que lo consideran el universo, y respiran, no el aire de localidad, sino los vientos del mundo, El hombre de trasatlántico ha visto todas las razas de hombres, y está pensando en las cosas que dividen a los hombres; la dieta, la indumentaria, el decoro; anillos en la nariz como en África, o en las orejas como en Europa. El hombre de la plantación de coles no ha visto nada de nada, pero está pensando en las cosas que unen a los hombres: el hambre y los hijos, la belleza de las mujeres y la promesa o la amenaza del cielo. El señor Kipling, con todos sus méritos, es el troamundos; no tiene paciencia para llegar a ser parte de nada.

(“Herejes” G.K. Chesterton, Acantilado)