En la Argentina
San Josemaría Escrivá estuvo haciendo catequesis en la Argentina en 1974. Moriría justo un año después. Cuando en Buenos Aires alguien le preguntó en el Teatro Coliseo:
- Cuando usted se vaya, Padre. ¿qué quiere dejarnos en el corazón a todos sus hijos sudamericanos?
-Que sembréis paz y alegría por todos lados; que no digáis ninguna palabra molesta para nadie; que sepáis ir del brazo de los que no piensan como vosotros. Que no os maltratéis jamás; que seáis hermanos de todas las criaturas, sembradores de paz y de alegría, y que les deis esta inquietud de acción de gracias que tu me has dado con tus palabras. Porque me has conmovido, y me haces decir otra vez al Señor: gracias tibi. Deus, gracias tibi.
Buenas palabras para Buenos Aires y para cualquier lado. Ahora en verano la ociosidad y la mucha convivencia hacen que la gente murmure unos de otros. Cada cual tiene derecho a su fama. Va contra la justicia atentar contra ella.
En cuanto a la gratitud, que fácil es, entre pinos nubes, dar gracias a Dios por esa naturaleza tan bella que ha hecho para disfrute de sus hijos.
Además, aún suenan en mis oídos las palabras de Etty, en el campo de concentración: “Dios mío, te estoy tan agradecida”
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