23 agosto, 2007

En la Argentina

San Josemaría Escrivá estuvo haciendo catequesis en la Argentina en 1974. Moriría justo un año después. Cuando en Buenos Aires alguien le preguntó en el Teatro Coliseo:

- Cuando usted se vaya, Padre. ¿qué quiere dejarnos en el corazón a todos sus hijos sudamericanos?

-Que sembréis paz y alegría por todos lados; que no digáis ninguna palabra molesta para nadie; que sepáis ir del brazo de los que no piensan como vosotros. Que no os maltratéis jamás; que seáis hermanos de todas las criaturas, sembradores de paz y de alegría, y que les deis esta inquietud de acción de gracias que tu me has dado con tus palabras. Porque me has conmovido, y me haces decir otra vez al Señor: gracias tibi. Deus, gracias tibi.

Buenas palabras para Buenos Aires y para cualquier lado. Ahora en verano la ociosidad y la mucha convivencia hacen que la gente murmure unos de otros. Cada cual tiene derecho a su fama. Va contra la justicia atentar contra ella.

En cuanto a la gratitud, que fácil es, entre pinos nubes, dar gracias a Dios por esa naturaleza tan bella que ha hecho para disfrute de sus hijos.

Además, aún suenan en mis oídos las palabras de Etty, en el campo de concentración: “Dios mío, te estoy tan agradecida”