13 agosto, 2007

Más de D. Laureano López Rodó

Catequesis


“Y en Rusia recuerdo otra anécdota más representativa. Fue en un vuelo de Leningrado a Varsovia, un día de septiembre, gris, muy frío, muy de madrugada y me tocó al lado de un ruso profesor e inglés, que viéndome casi tiritando, me cedió su asiento que recibía los rayos el sol cuando tomamos altura. Como le dije que no había podido desayunar, gestionó con la azafata que nos trajeran té con galletas, y me cedió también el suyo porque él ya había desayunado en su casa. Ignoraba quien era yo y sin embargo me hizo una pregunta insólita: “¿Cómo se explica usted que en pleno siglo XX se haya reinstaurado la monarquía en España?”. Claro le pude dar una respuesta satisfactoria. (recuérdese que D. Laureano era ministro)
_ ¡ya es casualidad que se lo vaya a preguntar a usted¡ me dijo, pero
más que casual fue providencial, porque al poco ya estaba hablando de religión so pretexto de una visita que yo había hecho al Museo de El Ermitage.
_ Me dijo – continúa D. Laureano _ : “ Ustedes pueden disfrutar más del arte sacro de ese museo; nosotros como está prohibida la enseñanza
de la religión, a penas podemos apreciar la pintura que está basada en motivos religiosos. Por ejemplo, no sabemos quien fue la Magdalena..” Y yo le pregunté: “Si a ustedes les educan en el ateísmo ¿qué sentido tiene la vida?” “ Nos dicen que el Progreso, pero..¿qué sentido tiene el progreso?, me contestó el pobre hombre meditabundo. Cuando le explique que el único sentido de la vida es caminar hacia Dios, mostró gran interés. Seguí ilustrándole sobre las verdades esenciales de nuestra fe, y cuando le hablé de los evangelios me dijo: “¡ Lo que yo daría por tener ese libro”. Pues aquí lo tiene usted y además en inglés.” Porque efectivamente llevaba un ejemplar en ese idioma.
_ ¡Caramba don Laureano, no pierde usted comba¡
_¿Cómo dice?
_ que no perdió usted la ocasión de hacer catequsis
_ Como debe ser. Desde entonces el profesor Levedef, eses su nombre, me escribe todas las Navidades y se refiere al “libro” como un tesoro. Él en compensación, cuando nos despedimos, se empeñó en regalarme unas latas de caviar de la mejor calidad, que yo no quería aceptar pero él insistía: “No se da cuenta de que usted me ha dado a mi algo de valor muy superior?”

de la religión,a penas podemos apreciar la pintura que está basada en motivos religiosos. Por ejemplo, no sabemos quien fue la Magdalena..” Y yo le pregunté: “Si a ustedes les educan en el ateísmo ¿qué sentido tiene la vida?” “ Ns dicen que el Progreso, pero..¿qué sentido tiene el progreso?, me contestó el pobr hombre meditabundo. Cuando le xplique que el único sntido de la vida es caminar hacia Dios, mostró gran interés. Seguí ilustrándole sobre las verdades esenciales de nuestra fe, y cuando le hablé de los evangelios me dijo: “¡ Lo que yo daría por tener ese libro”. “Pues aquí lo Me acuerdo que en un vuelo Madrid- París me tocó sentarme junto a u joven cubano, que disfrutaba e una beca; me hizo una gran apolgia de Castro y del marxismo para terminar declarándose ateo. Yo le dije:”¿Entonces cree que es un botijo lleno de aire que cuando al final se rompe no queda nada?” Se quedó muy pensativo y admitió: “¡Hombre¡ algo baila por dentro”. Y en Rusia recuerdo otra anécdota más representativa. Fue en un vuelo de Leningrado a Varsovia, un día de setiembre, muy frío, muy gris, muy de madrugada, y me tocó al lado un ruso, profesor de inglés, que viéndome punto menos que tiritar, me cedió su asiento que recibía los rayos de sol cuando tomamos altura. Como le ije que no había podido desayunar, gestionó con la azafata que nos trajeran te con galletas, y me cedió también el suyo porque él ya había desaguad en su casa. Ignoraba quien era yo y sin embargo me hizo una pregunta insólita:
“¿Cómo se explica usted que en pleno siglo XX se haya reinstaurado la monarquía en España? Claro, le pude dar una explicación satisfactoria.
_ ¡Ya es casualidad que se lo haya ido a preguntar a usted¡. Pero quizá mas que casualidad fue providencial, porque a poco ya estaba hablando de religión so pretejo de una visita que había hecho Don Laureano al Museo del Hermitage.
_ Me dijo _continúa Don Laureano: “Ustedes pueden disfrutar más el arte de ese museo; nosotros como está prohibida la enseñanza tiene usted y además en inglés.”. Porque efectivamente llevaba un ejemplar en ese idioma.
_ ¡Caramba don Laureano, no pierde usted comba¡
_¿Cómo dice?
_ que no perdió usted la ocasión de hacer catequsis
_ Como debe ser. Desde entonces el profesor Levedef, eses su nombre, me escribe todas las Navidades y se refiere al “libro” como un tesoro. Él en compensación, cuando nos despedimos, se empeñó en regalarme unas latas de caviar de la mejor calidad, que yo no quería aceptar pero él insistía: “No se da cuenta de que usted me ha dado a mi algo de valor muy superior?”

D. Laureano era miembro del Opus Dei. A San Josemaría Escrivá le había oído: "Obra siempre con justicia; hay otras maneras más divertidas de condenarse". Y también : "Cuando dejes el cargo, que te importe un pito. Mejor dicho: medio pito"