Chocolate, visita y torta de pasas y nueces
Me fui a tomar un chocolate con una mujer de mi edad, su hija de treinta y cinco y el hijo de ésta de tres. Como a cierta edad cada vez se le pide menos a la vida, la verdad es que me hacía ilusión la cosa. La abuela, mujer piadosa – madre de hijos bautizados, no practicantes – quizá buscando apoyo o desahogo, me dice al poco de sentarnos en la mesa: “Pili no va a misa”. La tal Pili saltó como una hiena: “Ni voy ni iré”. Como conozco hace años su genio bravío porque es de mi sangre, le con rosatesté sin inmutarme: “Tú te lo pierdes”. Y acto seguido Pili, que me tiene cariño como yo a ella, se puso a jugar con su hijo y nos dejó hablar a su madre y a mí. Lo que ésta me contó me gustó: “Como por la noche no duermo bien, me pongo a rezar rosarios y como “éstos” no rezan, antes de cada uno de los misterios misterio digo: “éste lo reza Pili”, “éste lo reza Fernando” y así. Se me olvidó preguntarle quien reza el 5º misterio porque
ella solo tiene cuatro hijos.
Hoy después de la tertulia de sobre mesa, en esa hora en que puede visitarnos la morriña y nos espera la recogida de la cocina por todo consuelo, aunque a veces si lo es porque la actividad espanta musarañas – no en balde tristeza rima con pereza – he llamado a Mary Ángeles tratando de dar con ella una vuelta por los Viveros. Estaba en la cama. Aunque me ha dicho que no se encontraba bien yo me he barruntado que estaba tristona y me he acercado a verla. Mary Ángeles, que vive sola con su perra Luna, me ha dicho que con la edad, cada vez confía menos en la gente y más en Dios.
A mi vez, le he hablado de Pili y de tantas Pilis que cumplirán los cuarenta, los cincuenta, los sesenta…y no he podido evitar el decir: “se van a morir de asco” . “Quizá entonces piensen de otra manera”, me ha dicho. Y yo he pensado aquello de San Pablo:
“Y ¿Cómo van a creer si nadie les predica?”.
El domingo de Resurrección, fui alegremente al horno a comprarme una torta de pasas y nueces, que compensara los rigores de la cuaresma. También me compré en el supermercado bombones de licor. Los Mon Cherie” que me encantan. Además me enteré de que quien los fabrica se enamoró en Holanda de una chica que iba en bicicleta, volvió con intención de buscarla, la encontró se casó con ella y son un matrimonio feliz. Quizá por eso son tan buenos los bombones. La torta de pasas y nueces no valía nada. Recordé lo de Santa Teresa: “Esta vida es una mala noche en una mala posada”.
¿Y quién me quita a mi la ilusión de haber estado idealizando la torta durante cuarenta días?. Se mire como se mire y como mucho mejor diría Chesterton, solo dentro del cristianismo es posible la alegría.
1 Comentarios:
¡ Muy divertido!. Gracias
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