Viernes Santo
No me mueve mi Dios para quererte,
el cielo que me tienes prometido.
Ni me mueve el infierno tan temido,
para dejar por eso de ofenderte.
Tu me mueve Seño, muéveme el verte
clavado en una cruz, y escarnecido.
Muéveme el ver tu Cuerpo tan herido.
Muevenme tus angustias y tu muerte.
Muéveme en fin tu amor, y en tal manera
que aunque no hubiese cielo, yo te amara.
Y aunque no hubiese infierno, te temiera.
Por la mañana visita a los Monumentos con Pier. Por la tarde, Oficios de Viernes Santo y después Vía Crucis por el barrio. Gente, tras el crucifijo y los sacerdotes cantando entre estación y estación: “Sí, me levantaré. Volveré junto a mi Padre”y “Victoria tu reinarás… Oh cruz tu nos salvarás”. He vuelto a casa contenta. Sin la nostalgia del Viernes Santo. El hombre está diseñado para rezar mucho y también para rezar en compañía.
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