Martes Santo
Me Dijo: “Si no vienes,
si no te quedas,
si no sonríes,
si no mueres”.
He venido,
me he quedado,
he sonreído,
he muerto.
Nazim Hikmet
Ya está ahí el Gran Triduo Pascual. Algunos nos quedaremos en la ciudad para acompañar a quien por nuestra salvación, bajó del cielo, y para nosotros serán dias de Iglesia, de Oficios, de Visitas a los Monumentos, de Procesiones y Pasos.
El año pasado, por estos días leí el magnífico Vía crucis de Joseph Ratzinger, este año disfruto el de Pilar Urbano, del que procede la cita anterior. Durante muchos años he cogido el de San Josemaría pero es bueno cambiar, meditar al compás de otro corazón, que vierte en su escritura lo mejor de sí misma. Pilar Urbano tiene “garra” y es una mujer. Vale la pena escucharla cuando se adentra en esos días que a tanta gente, durante tantos siglos, ha encaminado su vida. Días en que mas que nunca nos sentimos hermanos de los santos, miembros de la familia de Dios. Algo que ensancha como nada el corazón, porque aunque aunque hay mucho de bueno aquí y ahora sigue siendo verdad la frase de Chesterton: “La Iglesia es lo único que salva al hombre de la servidumbre de ser hijo de su tiempo.”
“ Se puede llegar a la cruz – a cualquier cruz – como un canalla y morir en ella como un santo.(…) Dimas (el buen ladrón) sabe leer.Y en el rótulo de la condena lee las dos palabras que necesita: “Iesus…Rex.”Lee el nombre de Jesús el nombre que salva. Y deletrea el título de su realeza. De aquí a poco lo llamará por su nombre y lo reconocerá como Rey…Qué espabilado alumno.Con que avidez aprende en ese libro abierto de los leños cruzados la ciencia de la cruz . Es el momento cenital de su conversión. Se decide (…)
“Jesús”
Ya ha dado el primer paso: perder el miedo a llamar a Jesús por su nombre.
Jesús vuelve los ojos a él. Se prenden las miradas. Dimas se envalentona.Pide con ambición. A lo grande: “Acuérdate de mí…”. Con esa mirada tuya , Jesús me siento descubierto. Ya no podría ocultarte nada. Sé que sabes quien soy. Quién verdaderamente soy.
Y sé que me quieres.
Ningún amigo, ninguna mujer, ni mi madre, nadie me ha mirado nunca así. Yo quiero ir donde Tu vayas.
“¡Acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino¡”
( “La Madre del Ajusticiado”, Pilar Urbano )
1 Comentarios:
Cuando me encuentro con una mirada de cariño, siempre pienso: "¿Cómo será la mirada de Jesús?". ¡Qué bueno es saberse querido!...
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