10 abril, 2007

Mi abuelo Gregorio

“Este Carmelo sabe mucho pero es muy puñetero” le oí decir a mi abuelo Gregorio, estando todos a “la fresca”,sentados los mayores en los sillones de mimbre pintados de verde formando corro, una noche clara de agosto en la Plaza de Santo Domingo, de Samper de Calanda.. Carmelo era mi padre y mi abuelo, su suegro, lo quería. Pero quizá quisiera también, tenerlo a raya. Dejar las cosas en su sitio. Mi abuelo había tenido cinco hijos y mi padre dos. Aquel había combatido en la guerra de Cuba, alistado como soldado y vuelto como sargento. Mi padre, como ya dije, había estado en Belchite durante la guerra civil y vuelto con la Cruz Laureada de San Fernando y otras cruces al mérito militar. Era Comandante Médico y mi abuelo un hombre espabilado que un día cargó sus enseres y su familia en un carro y se fue para Teruel, recaló en Alcañiz donde consiguió regentar la Tabacalera y sacar adelante a los suyos, con desahogo. No solo pudo comprar una buena finca en Molinos para los veranos sino que en su casa lucían los muebles que tuvo que vender el Marqués de San Braulio. Dió carrera a sus hijos: un médico y un abogado, sin tener él estudios y casó bién a sus hijas con hombres trabajadores y honestos. Si un hombre se mide por la siembra que deja…, como de alguna manera decía Unamuno.. No se si entre los hombres ocurre como con las mujeres, que nos medimos unas a otras: “¿Cuál de las dos va mas mudá, yo u ésta?” O: “Espejito espejito…”

Mi abuelo Gregorio, me iba a comprar una bicicleta cuando fuera mayor pero se murió antes. Lo hizo a los 83 años, rodeado de sus hijos, sin miedo, con total confianza en la misericordia de Dios, del que se sabía hijo. Después de confesar y comulgar, pidió alegremente “cigarrico” para quitarle yerro a la despedida. No pudo acabarlo. Mí tío César llevó, durante mucho tiempo en su cartera, el resto de ese cigarro.

Mi abuelo, que ya vivía entonces el mito de ´”el progreso” me enseñó una poesía sobre él, aquí está:

“¡Alto el tren¡ / Parar no pude / Ese tren, ¿a dónde va? / Caminando por el mundo, en busca de un ideal / ¿Quién lo dirige? / Dios mismo /¿Quién va en él? / la humanidad / ¿ ¿Cómo se llama? / Progreso / ¿Cuándo parará? / Jamás.”

Poco podía imaginar mi abuelo Gregorio que lo que le enseñaba a esa niña iba
a trascender los aires….