01 julio, 2010

Ayer y lo que consigo trajo

Cuando escribí lo de la Madre Teresa, se me olvido citar la fuente. Es ésta: “Madre Teresa, el encuentro que cambió su vida” Joseph Langford, Palneta Testimonio.

Hablé por teléfono con mucha gente. Entre ellas Francisca, quería decirle que la columnita “Francisca”, salió en “Las Provincias”. Pensé que se alegraría, o por lo menos se sorprendería, pero esa mujer es un número: me contestó: “¿Has puesto Francisca Fernández?” Naturalmente le dije que no. Entonces va y me dice: “¡Pues si te crees que me voy a gastar un euro para leer solo Francisca¡..”. A Francisca le va su nombre rotundo: Francisca Fernández Saíz. Francisca se llamaba la “tata” de Marcel Prust y Francisca Fernández el gran amor de Rubén Darío. No creo, sinceramente, que estos dos datos le importen demasiado. Se la leí, le gustó y siguió recordando su juventud: “ En tu casa yo debía tener diecisiete años…vosotros estabais bien,… conmigo, con los asistentes..No os faltaba de nada. Yo a los nueve años estaba con mi tía que tenía una casa de comidas al lado de la estación del Norte. Lavaba la ropa pequeña, fregaba el suelo de rodillas.. y por las noches pasaba frío. En tu casa también. Vosotros teníais brasero y por lo menos os ibais a la cama calientes..”

La escuchaba y ella iba desgranando su rosario. “Las fiestas de mi pueblo eran en septiembre y no podía ir. Mi madre me dijo en una carta: Las fiestas ya se acercan y no dices de venir / si es que te falta dinero / nos lo mandas a decir.”. Francisca a no es consciente de lo que se puede disfrutar oyéndola. Recordó cuando se confesó este año o el anterior y el santo y sabio sacerdote que la escuchaba (D. Jose Mª Ahuir) al acabar le aconsejó: “rece por su marido y recé por mí”. A lo que Francisca saltó con viveza: “¡Oiga, no me ponga usted esa penitencia¡ Usted y mi marido tiene todo el día para rezar por ustedes mismos..”.El sacerdote se rió, le explicó que a los sacerdotes el Señor les pide más y acabo recomendándole que hiciera lo que pudiera.

Mas cosas contaría porque más hablamos. Como me reí en mas de una ocasión antes de “conseguir” colgar me dijo: “Cuando estés amargada, me llamas y te ries un rato”