19 julio, 2018

En los Andes peruanos


“Oí contar a Don Ignacio – cuenta Samuel Valero en “Yauyos”-  que Mons. Escrivá (San Josemaría), antes de que vinieran a Yauyos los miembros del Opus Dei destinados para ello, le hacía esta recomendación:
“Hijo mío, no dejéis de afeitaros todos los días; porque, si por las circunstancias, os abandonáis y dejáis estos detalles, dejaréis otras muchas cosas que perjudicarían vuestro trabajo.”

La verdad es que por seguir ese consejo del Fundador del Opus Dei, hemos sido espectáculo divertido y asombroso para nuestras gentes, en las ocasiones en que no había más remedio que salir en busca de algún arroyo o acequia para enjabonarnos, afeitarnos y lavarnos, quitándonos la ropa de medio cuerpo para arriba, en plena puna. Dado que los nativos son barbilampiños, todo el proceso del afeitado les resultaba gracioso.”

La Santa sede encomendó la Prelatura Nullius de Yauyos al Opus Dei y su Fundador eligió a los que iban a trabajar en ella. “ Así las cosas, el 2 de octubre de 1957, en la festividad de los Ángeles Custodios, tuvo lugar la toma de posesión y el punto de partida de esta tarea, muy grata a Dios, que entonces se hizo vida nuestra y sigue siéndolo, desde el recuerdo, en nuestro vivir diario sacerdotal.”

El 2 de octubre de 1957, yo empezaba el curso de “Preuniversitario”, estudiaría “Químicas” y luego, andando el tiempo – como ya dije – mis dos hijos estudiaría en un Colegio “El Vedat” en el que Don Samuel Valero era uno de los sacerdotes a cargo de la dirección espiritual del mismo.