03 junio, 2018

Corpus Cristi


“ El creyente sabe que en el momento de la consagración, el cuerpo de Cristo ha tomado el lugar del pan, sustancialmente y a escondida, y que la sangre de Cristo ha tomado sustancialmente y a escondidas el lugar del vino. Quedan las apariencias del pan y del vino, una máscara. Pero esa máscara es verídica, y revela tanto como esconde. Las apariencias no engañan  porque ese cuerpo está ahí para ser comido y esa   está ahí para ser bebida (…) Es un culto extraño y magnífico, eficaz y sutil, el que rodea a ese hombre mudo y enmascarado, en el  entro de la liturgia cristiana, pero cuya máscara no es más que franqueza, sinceridad, pudor, generosidad también, pues así es como puede entregarse sin reticencia y enteramente como un alimento y una bebida, bajo apariencias extrañas y verídicas. (…) Algo que ninguna religión pudo imaginar, pero lo que todas las religiones primitivas, las que tienen sentido de lo sagrado, habrían deseado hasta morir si lo hubieran creído posible. ( Bruckberger,  “Historia de Jesucristo”)