19 julio, 2018

De "En labelleza ajena " de Adam Zagajewski


Ahora, por supuesto, se que debería haberme acercado a él, quebrar la barrera de extrañeza colocada de forma artificial entre generaciones, que debería haberle pedido una entrevista, porque eso le habría infundido valor e inspirado un poco de ánimo, al comprobar que, pese a todo, aquellos estudiantes jóvenes que corrían por las escaleras con insólita velocidad algo sabían, sin embargo, de él, de sus amigos, de la desesperación de Witkacy (…)
Escalaba diariamente por la escalera demasiado empinada llevando pesadas bolsas de la compra, con las patatas y la col, y tenía que permitir- y resignarse a ello-  que hubieran hecho de él casi un ejemplar de circo ambulante, el hombre mono, la mujer barbuda, alguien que, contra su voluntad, estaba expuesto a la hostil o burlona mirada de la generación joven, obligado a mostrarse ante la multitud indiferente en su indefensión, con su abrigo gastado, en la fealdad de su obesa vejez. Debería haberme acercado a él, tal vez habría dejado de temernos y quizá su soledad habría encontrado un poco de alivio. (…) Nunca me acerqué al viejo profesor, nunca entable conversación con él; lo hago ahora al cabo delos años, cuando yo mismo ya no soy joven: demasiado tarde.