19 febrero, 2018

Saulius Matulevicius

En Lituania, en el tiempo que fue invadida por los comunistas Saulius Matulevicius en “El baile tras la tormenta” (Jose Miguel Cejas, Ed. Palabra) nos cuenta que de vez en cuando en casa de su abuela organizaban reuniones secretas, en las que hablaban de cosas misteriosas en voz baja y un día descubrió que estaban relacionadas con una palabra que no se atrevía a decir nadie. Aunque preguntaba a sus compañeros de juegos, si sabían algo de esa palabra nadie le decía nada. “ Al fin me enteré de que mi abuela estaba preparando a mi hermana y mis primas para hacer la “Primera Comunión” ; y un día a los seis años, me dijeron que podía formar parte del grupo si me aprendía unas cuantas oraciones. Me las aprendí, recibí mi primera catequesis, y después de confesarme, hice la Primera Comunión. “Pero no tienes que decir nada en la escuela”, me recordaron muchas veces. No entendía el sentido ce esa prohibición pero obedecía. Hasta que un día la maestra preguntó en clase: “A ver, niños, ¿quién de vosotros piensa que Dios existe?”. ¡Había Dicho “la palabra ¡”¡ Había dicho “Dios”. Enmudecí y no me atreví a contestar. Entonces una niña de mi misma edad exclamó: - ¡Sí¡ ¡Dios existe¡ La maestra se enfureció y empezó a gritar argumentos a favor del ateísmo. Entendí el porqué de las prevenciones familiares y empecé a reflexionar sobre el asunto pero aquella respuesta visceral me desagradó, aun con mis ocho o nueve años pensaba que las cosas hay que razonarlas más que gritarlas.” Dejo la historia aquí. Es bonita y merece leerse, como todas las que contiene el libro.