SAbatina
Ésta mañana he tenido la suerte de caer en la Basílica de la Virgen de los Desamparados, justo cuando la “Escolanía de la Virgen” cantaba la Sabatina: “… Recibid mis parabienes ¡Oh Purísima, María. Mostrad que sois nuestra Madre, mostrad que sois nuestra Madre…”. La Virgen preciosa con un manto nuevo ( creo) en el que lucían las dos esmeraldas, la basílica a tope de luz y de gente, los niños de la Escolanía uniformados con sotana negra y alba blanca..Una gozada. Nada, como el esplendor de la liturgia. En ella se palpa que el hombre está hecho para alabar a Dios. Además, he recordado mi infancia… 1950 la parroquia de San Andrés Apóstol, el altar de Nuestra Señora del Sagrado Corazón y frente a él rezando la Sabatina, mi madre, mi hermana y yo e Imaculada con su madre: Doña Conchita, que se quedó viuda con dos niños a los a los 27 años y no quiso volverse a casar, pudiendo hacerlo, por no dar a sus hijos padrastro. El Día de los Inocentes, Inma – dejaba sigilosamente por debajo de la puerta de casa un pequeño sobre : “Ábrelo con tiento, que perejil lleva dentro”. Las inocentadas iban de la mano de nuestra inocencia. Cortaré la madeja de recuerdos…Cantar en la Iglesia de ancianas lo mismo que cantabamos de niñas, es lo mismo que no haber dejado de serlo y ¿cabe algo mejor que eso?.
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