07 noviembre, 2017

De "El Baile tras la tormenta"

Me ha conmovido la lectura del testimonio de Alexander Havard – historia interesante, culta, emotiva y geográficamente rica.. – perteneciente a “El baile tras la tormenta” de José Miguel Cejas. Libro que merece leerse y releerse. A ella pertenece lo que a continuación sigue: Un día le pedí a mi abuela Nina que me leyera algo en ruso. Sonrío y comenzó a leerme unos párrafos de El estudiante de Chejov, que aún resuenan en mis oídos. …Es una tarde de Viernes Santo. Anochece y hace frío. Un joven estudiante se detiene, al regresar de clase, junto a dos campesinas que han encendido una hoguera en medio del campo para calentarse. Hablan de lo que sucedió el día en que Jesús fue llevado a declarar ante el Sumo Sacerdote… Chejov describía con gran intensidad el paisaje, el olor de la primavera(…) era un relato sin acción sin suspense, con toda la belleza y la verdad del mundo. Mientras mi abuela leía, intuí la emoción que le suscitaba ese relato escrito en su lengua natal. Y decidí aprender ruso. “¡Ella me enseñará¡”, pensé. Y así lo hizo. La lengua rusa liberó mi espíritu y logró que me interesara por la lectura. Comencé a devorar las obras que me apasionaban, tan distintas de las que nos obligaban a leer en el colegio. Me conmovía el la moral y el alma cristiana de los autores rusos. Se dirigían al corazón(…)era un mudo nuevo, en el cual el ser no constituía “una mera invención del pensamiento” “El baile tras la tormenta”, recoge con elegancia y amenidad testimonios de gente interesante de Estonia Letonia y Lituania que habiendo padecido en sus carnes la represión comunista y la nazi, han encontrado a Dios en sus vidas.

1 Comentarios:

At 09 noviembre, 2017 22:06, Anonymous Anónimo escribió...

Dicen que las abuelas rusas fueron las depositarias de la fe. Comentaban que junto a Polonia, Rusia es el país con más práctica religiosa. Mucho se ha criticado la religiosidad popular. Pero resulta que, sin práctica religiosa la fe se debilita y se pierde.

Un cura decía en la homilía de Todos los Santos, de forma irónica: pocos venís a misa de diario, seguramente es que tengo que suponer que ir a misa diariamente, por tradición, puede suponer la misma cantidad de fe que no ir... ironía... no me gustan las ironías, aún siendo oportunas, en las homilías. Siempre me gustaron las ironías, pero el pueblo, la feligresía que somos todos, tenemos que aprender de nuestros sacerdotes a ser sencillos... y eso implica no ironizar. Sí, sí o no, no, esa sea tu respuesta, dice Nuestro Señor.

misael

 

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