Sigrid Undset (I)
Estoy plenamente de acuerdo con estas palabras de Sigrid Unset, Premio Nobel de 1924: “ Poco a poco, mis conocimientos de historia me llevaron al convencimiento de que los únicos hombres completamente sano , por lo menos entre los de nuestra civilización, parecían ser esos extraños varones y mujeres a los que la iglesia católica conoce con el nombre de santos. Incluso su modesta excentricidad chocaba principalmente con las fantasías y la caprichosa manera de pensar de la petulancia contemporánea. Ellos parecían poseer la verdadera explicación del ansia profunda y nunca satisfecha de felicidad que aqueja al hombre, de su amor, trágicamente insuficiente, por la paz, por la justicia, por la bondad hacia sus semejantes, y de su constante perdida de la gracia. Yo conocía, como es natural, el papel histórico de la Iglesia como fuerza civilizadora, y nunca había mirado a la revolución religiosa del siglo XVI sino como una sublevación contra las enseñanzas de la Cristiandad que resultaban desagradables al hombre. He de decir que el protestantismo liberal en el que fui educada hizo de mí una agnóstica.” Sigrid Undset , instruida por Monseñor Kjelstrup fue recibida en la Iglesia Católica el 1 de noviembre de 1923. Encontró en esta, para su fe cristiana, una seguridad que no podía encontrar en las iglesias surgidas de la Reforma.
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